La aproximación a la magia del sistema d20 me parece bastante cómoda, refiriéndome a que solo deben preocuparse por ella aquellos personajes enfocados a esta y que en general se posee un amplio repertorio de conjuros. No tengo absolutamente nada en contra de ese sistema, ni siquiera lo de tener que prepararse los conjuros cada día (de hecho creo que le añade un componente estratégico de lo más interesante).
Pero por otra parte, también me ha encantado siempre la magia del estilo de Aquelarre (o Conan, o la Puerta de Ishtar o cualquiera de estos), en la que el hechicero no es más que un erudito que invirtiendo horas en viejos tomos polvorientos encuentra viejos métodos y rituales para invocar los poderes arcanos y divinos (sean sagrados o profanos) del mundo. En estos juegos lo cierto es que al magia es más bien oscura, tirando a maligna, acercándose más a la idea que se tenía de la misma en la antigüedad (lo de la magia de hadas y unicornios que sale espontáneamente de tus manos me atrevería a decir que es una idea surgida en los últimos cincuenta años).