El luchador es alguien que, por diversas circunstancias, lleva toda su vida dándose de hostias. Pero no como lo harían la mayoría, hacha y espada en mano, si no sin armas, con tan solo sus puños y sus c... Puede que a muchos os venga a la cabeza el monje de D&D, pero esto es distinto. Un luchador no tiene por qué haber entrenado en ningún sitio, y rara vez tendrá alguna capacidad sobrenatural (y esta es la principal razón por la que me he resistido a llamarlo Artista Marcial). Por supuesto es posible especializar la clase para adaptarla a esta idea, no es difícil, pero en principio el luchador puede adaptarse con facilidad a ualauier ámbito, aunque es cierto que yo lo concebí como una clase más urbana.
El Luchador
Características: Fuerza +2, Destreza +2, Constitución +2 El entrenamiento de muchos luchadores poco se distingue del de cualquier otro guerrero.
Dotes: Arma viviente 2, Artes marciales, Dureza, Especialidad en ataque (desarmado), Resistencia al daño 1. Años de experiencia convierten las manos de los luchadores en auténticas armas que poco tienen que envidiar a las espadas, y su cuerpo queda endurecido tras las muchas peleas y el férreo entrenamiento.
Bonificaciones: Ataque 3, Fortaleza 2, Reflejos 2, Voluntad 1. Como no llevan armadura los luchadores no pueden desatender ni su defensa ni su resistencia, aunque como siempre saben que en una pelea lo más importante es acertar al enemigo.
Como decía antes, las especializaciones a elegir son varias. El artista marcial (o monje, o místico o lo que sea) haría bien en aumentar su Voluntad, coger unos rangos en Concentración y esoger la Dote Trance, juno quizá a alguna Aptitud Sortílega. Una buena Dote para un luchador es también Agarre Mejorado, que permite llevar a cabo presas tras lograr con éxito un ataque desarmado. Desarme Mejorado o Atrapar Arma, para igualar las cosas con sus enemigos, son también buenas opciones.
Los luchadores suelen ser gente seria, endurecida por los años de penurias y la disciplina, pero si yo me hiciera uno lo más seguro es que lo convirtiese en el típico bravucón de taberna.
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