Este sábado pasado, después de nuestra primera partida de la logia (en la que por cierto, mis jugadores se dieron una vuelta por el infierno... literalmente) quedamos a la tarde para probar al fin el juego de rol de Espada Negra.
Debo decir que yo estaba algo escéptico. El mundo en sí me gustaba, aunque no me apasionara particularmente, y el sistema tenía buena pinta, pero también... no sé, no las tenía todas conmigo. Había algunas cosas que no terminaban de encajarme, o que tenían buena pinta pero que luego no estaba seguro de cómo iban a funcionar en la mesa. Para los que no lo conozcan, decir que es un sistema bastante particular, que resulta casi imposible de comparar con cualquier otro. Y esto podía ser bueno, o malo. Pero como pude comprobar, no había motivos para asustarse.
El sistema funciona BIEN. No voy a decir que sea mi sistema favorito (aunque me gustó ciertamente mucho) o que sea perfecto, pero funciona MUY BIEN para el tipo de juego que busca. El tema de la calidad del equipo y el desgaste de armas y armaduras (ambos muy relacionados) merece una mención especial. Es este un desafío al que muchos sistemas han tratado de enfrentarse, rara vez con éxito, y a menudo resulta en exceso engorroso. Espada Negra sale más que airoso del lance, resultando perfectamente natural y bien integrado al resto del sistema, sin ralentizar o distraer de la acción del resto de la partida. Un juego en el que el equipo que uno lleva de verdad importa, e importa la calidad del mismo, siempre tiene un punto a favor.
En fin, jugamos en Dormenia, que es la ambientación por defecto para nuevos jugadores por resultar la más cercana y comprensible a nosotros. Tuvimos un par de encontronazos con unos muertos vivientes y salimos victoriosos, si bien muy magullados. Yo en particular conocía bien el trasfondo sobrenatural propio del mundo de Espada Negra, y cierto detalle de la partida (algo relacionado con el nombre de Taharda...) me puso los pelos de punta. Pero el resto de los jugadores no sabían nada al respecto (ni siquiera podíamos saber, de acuerdo con el trasfondo de nuestros personajes, quién es la tal Taharda) así que tuve que callarme, con gran dolor pues realmente temía por mi personaje.
El caso es, que al margen del trasfondo sobre el que podréis leer abundantemente en la página de Espada Negra, es un muy buen juego tan solo por sus sistema, que he encontrado muy original y con muchas ideas aprovechables para muchos otros. Sería sencillo incluso adaptarlo a otras ambientaciones (siempre con un corte fuertemente realista, claro), aunque quizá esto a los de la Hermandad les suene a blasfemia. En ese caso lo lamentaría mucho, pero yo ya esto pensando dirigir algo de The Witcher o Warhammer con Espada Negra (por probar, porque para WH ya está la segunda edición que es también amor).
Sobre la ambientación, ya he dicho antes que no era mi favorita ni me apasionaba especialmente. No, pero debo decir que dentro de la ambientación hay cantidad, pero cantidad, de ideas de lo más interesantes y fascinantes, empezando por el soidismo, siguiendo con Babglón, eridie o los tírticos, por mencionar algunos. Muchos de estos puntos pueden dar muy buenas ideas para otras ambientaciones o incluso para partidas.
En cuanto a la calidad en sí del material, es excelente. El libro está lleno de ilustraciones, que aunque no resultan soberbias o particularmente llamativas, son muy buenas para presentarte la ambientación, e incluso su sabor (no busques mucha gente guapa, porque no la hay; el mundo está lleno de feos y esa es la verdad). Le acompañan algunos extras muy jugosos, como fichas listas para rellenar (como las que incluyeron en Runequest, en mi opinión un gran acierto, aunque en Espada Negra no vengan tantas), un cuadernillo para tu personaje favorito, el mapa del mundo (un mundo MUY pequeño, por cierto) y, en mi opinión lo mejor, las Trece runas. Espada Negra se juega con un sistema de cara o cruz, podríamos decir. Se podría jugar con monedas, con dados a par o impar o con lo que sea. Pero hacerlo con las Runas tiene otro sabor. Es lo que de verdad mola.
En fin, que es, como digo, un gran producto, y a nivel de sistema, un imprescindible, original y completo.
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