Esta semana estoy "disfrutando" de unas jornadas intensivas de rol que poco tienen que envidiar a las LES. De estas "jornadas" están destacando unas partidas de un sandbox de exploración que estoy dirigiendo (en realidad estoy dirigiendo todas las partidas) con una versión propia del sistema Nsd20, y que las partidas me están sirviendo para testear y refinar. Bueno, una de las mayores diferencias respecto al Nsd20 es la salud de los personajes, que es igual a su Constitución y ya. Como os podéis imaginar, aunque los personajes tienen capacidades iguales a los de unos personajes del Reino de la Sombra normales, su capacidad para resistir el castigo es notablemente menor, así como la de sus enemigos, no todo es contra los jugadores. Un solo espadazo, contra alguien sin armadura, es muy capaz de quitarle más de la mitad de los puntos de vida del personaje, y hasta casi matar a los más débiles. Con este planteamiento, los enfrentamientos y la estrategia con los que se los afronta cambian radicalmente. La movilidad pasa a ser un punto importante, impedir ser rodeado o llevar una buena armadura, algo más que una recomendación. Y enfrentarse a criaturas capaces de generar enormes cantidades de daño rápidamente... Bueno, mejor hacerlo según tus condiciones.
En la aventura en dos ocasiones se habían encontrado con una banda de tres trols que los habían perseguido, pero gracias a su sigilo la primera vez, y a sus caballos la segunda, habían logrado escapar de ellos (aunque en el primer encuentro perdieran un caballo y las provisiones que llevaba). Pero la segunda vez los habían encontrado cerca, demasiado cerca, del puesto comercial que utilizaban como base de exploración de la región, así que decidieron tomar cartas en el asunto, temiendo un ataque trol. En el puesto tomaron a dos guardias, caballos, las flechas incendiarias que había (5 por cabeza, para un total de 25) y cinco frascos de fuego de alquimista. Y marcharon a la caza.
El primer día encontraron el rastro (no demasiado difícil de seguir, son trols). Cayó la noche antes de que terminaran de seguirlo, así que encendieron fuego y montaron guardia. Fue en el segundo día, casi al mediodía, cuando encontraron a los trols. Aquí saqué mi mantel de batalla (con hexágonos y cuadrados, utilizamos los hexágonos), puse unas figuritas y les dije: "Vosotros estáis aquí, ellos ahí, vosotros movéis seis casillas y ellos mueven 3". Se inició un curioso baile en el que se convirtió en una prioridad el mantenerse alejados de los trols mientras volaban las flechas sobre la llanura. Se separaron hostigándolos, acabaron por flanquearlos, y aunque los trols lanzaban rocas y pedazos de tierra con la esperanza de derribar a alguno de los jinetes o provocar algún daño, su puntería fue lastimosa y pocos resultados tuvieron. Finalmente dieron muerte a dos de los trols, y el tercero se puso rápidamente a la fuga. Inútil, pues los caballos eran más rápidos. Pero las flechas incendiarias se habían agotado, y la criatura estaba aún llena de vitalidad. Aún quedaban los frascos de fuego de alquimista, pero había que acercarse bastante para poder lanzarlos. Uno de los personajes, una elfa, se emocionó, vio segura la victoria y se acercó lo bastante como para tirar el frasco... aunque falló. Pero había cometido un error, y se había situado al alcance del trol, que sin dudarlo se le tiró encima, destripando al caballo (otro caballo perdido) e hiriéndola gravemente. Aunque el siguiente frasco acertó, la bestia aún poseía vida suficiente como para dejar fuera de combate a la elfa (que quedó Moribunda) los compañeros acudieron rápidamente al rescate, retiraron la atención de la bestia de su presa y lograron darle muerte a la ya maltrecha criatura. La elfa salió con vida del trance, lo que no es poco, tomaron a los trols y los quemaron en la hoguera, y se cuidaron de evitar que los fuegos que habían generado los frascos no se extendiera.
Regresaron triunfantes con las ennegrecidas calaveras de trol en alto, y con la clara certeza de que había que invertir algunos puntos en la habilidad de Montar. El caso es que fue un enfrentamiento distinto, y que además ayuda a los personajes a dar la sensación de un mundo abierto y salvaje. No todo es una sucesión de dungeons o encuentros en los que no hay más opción que el combate, el mundo es grande y abierto, y se necesitan muchas habilidades distintas para sobrevivir, y no todos los encuentros van a ser iguales. Antes, cuando se cazaba una bestia, no se iba directamente contra ella y a ver lo que pasaba, porque lo que pasaba era que morías. Tenías que confiar en tener una buena montura, y hostigar a la criatura, con perros o arcos o ambos, hasta que se agotaba o estaba ya tan herido que se podía uno acercar a darle el golpe final.
Casi estoy deseando que se encuentren con su primer dragón, para saber cómo reaccionarán, cómo le darán caza. Porque, en principio, un enfrentamiento cara a cara es de todo menos recomendable.
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