Sobre Asmael se hablará en otro momento. El caso es que Lilith quedó sobre el mundo, y continuó manteniendo su influencia, especialmente allá donde las palabras de los dioses no llegaban, en sitios apartados y oscuros. Pero al contrario de lo que piensa la opinión popular, Lilith no es una deidad maligna. Sus mandatos sostienen la defensa de la progenie y de la supervivencia de la estirpe, pero no animan a causar daño alguno a nadie. Sin embargo, nada está vedado si el objetivo último es el fortalecimiento o supervivencia de los tuyos. Solo sus adoradores más radicales actúan de esta manera, la mayoría sencillamente se preocupan por que su familia esté a salvo y emplean los dones que Lilith les envía para asegurarse de ello.
Bueno, hasta aquí con lo que Lilith cuenta a sus adoradores, ahora vamos con la verdad.
Lilith, llamada realmente Írebal, es un demonio escapado de las Tinieblas, uno de los pocos, pues se supone que solo cuatro consiguieron salir alguna vez, hundiendo reinos enteros en el proceso al cubrir sus calles de sangre (un buen ejemplo es Erigion, pues el Archibrujo no es otra cosa que un demonio). Como todos los demonios es un ser de profunda y absoluta maldad, pero al contrario que lo que el Archibrujo hizo en Erigion, ella (pues se le atribuye siempre carácter femenino) decidió poner en marcha sus planes a largo plazo. Creó una máscara, dibujó junto a Asmael (Flamel) un pasado que nunca había existido y construyó una convincente máscara como una suerte de deidad antigua, no maligna, aunque tampoco bondadosa, con la intención de captar adoradoras (y con suerte algún adorador). Lo cierto es que las Tinieblas siempre existieron y nunca hubo viejos Espíritus. Está llevando a cabo un plan que puso en marcha hace más de dos mil años, y poco a poco se acerca a culminarlo. El acto perpetrado por Isabel, la mentora de Gilda, es una prueba habitual. A las que demuestran tal devoción y maldad se les presenta y comienza a influir en sus mentes para que poco a poco acepten la auténtica realidad de su diosa. Su secreto dominio sobre las zonas rurales ha ido aumentando con el tiempo bajo la forma de Lilith, y aunque muchas de las que la adoran no dudarían en darle la espalda si conociesen su auténtica forma, a ella no le importa, pues sigue alimentándose de su devoción.
Írebal se muestra siempre ante los ojos de sus auténticos adoradores como una mujer de una belleza maligna, pero tan absoluta que despierta el deseo en el corazón de cualquiera que la mire, sin importar su sexo ni sus preferencias. No hay que olvidar que como demonio posee forma corpórea, y aunque puede hacerla cambiar a voluntad, si esta fuera destruida Lilith sería de nuevo expulsada a las Tinieblas. Ofrece conocimientos prohibidos, poderes más allá de la imaginación y placeres indescriptibles a todo aquel que esté dispuesta a adorarla, y es muy posible que tenga el poder necesario para cumplir tales promesas.
Sin que Gilda lo sepa, Írebal ha guiado paso a paso prácticamente toda su vida, pues es seguramente el peón más importante en la ejecución última de su plan.
Sin que Gilda lo sepa, Írebal ha guiado paso a paso prácticamente toda su vida, pues es seguramente el peón más importante en la ejecución última de su plan.
Tiempos sombríos se acercan.
Cuanto tiempo sin nada de Era. Realmente tiene muy muy buena pinta...
ResponderEliminarHe estado liado con otras cosas, y además he decidido darle un cambio de imagen a la ambientación, espero que dentro de poco os pueda contar un poco más :)
EliminarMe gusta mucho cómo presentas las mitologías contrapuestas, Telmo, aunque yo probablmente haría que ninguna de las dos fuese totalmente cierta y que a Lilith le diese igual cuál creyeses mientras sus planes avanzasen.
ResponderEliminarEl problema es que esto responde a algo de la Campaña de los Peregrinos Grises que dirigí en Granada, y tampoco puedo cambiarlo así por las buenas. Además, siempre me ha gustado tener las cosas claras.
EliminarSí, en los juegos de rol suele ser la mejor aproximación.
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