Sé que esta puede ser una entrada de lo más polémica, así que déjenme terminar antes de llevarse las manos a la cabeza.
Los alineamientos surgieron en su momento como una manera de enfocar el carácter de un personaje, además de que en un mundo eminentemente mágico donde las fuerzas divinas actuaban era necesario señalar de alguna manera la moralidad de las criaturas que lo habitan. Sé que muchos los critican diciendo que son demasiado estrechos y poco realistas, que hay muchos grises y etc, pero la verdad es que eso no es cierto. Es verdad que hay individuos a los que por su complejidad o porque tienen una larga historia resulta un poco complicado situar en un alineamiento (como Batman, aunque yo apostaría por Legal Bueno o Legal Neutral, según nos muestren su faceta más heroica o la más dura), pero con la mayoría de la gente no es así.
Actualmente estoy estudiando la carrera de filosofía, y hablando sobre ética me doy cuenta de que puedo aplicar los alineamientos de D&D para situar los paradigmas éticos sin apenas dificultad. Kant es Legal Bueno, aunque suele acabar formando Legales Neutrales y un kantiano mal llevado acaba siendo Legal Maligno. Aristóteles, en cambio, sería Neutral Bueno, aunque suele acercarse a lo Caótico Bueno, pues lo que defiende es que el Bien es mutable y depende de la situación, situando el peso moral no en los ideales de la persona si no en sus virtudes. Nietzsche en cambio sería Legal Maligno (crea tus propios principios e imponte al resto), aunque a menudo la gente lo entiende como Neutral Maligno y algunos incluso como Caótico Maligno (aunque estos no lo han entendido muy bien, la verdad). Como en general los Alineamientos Bueno, Neutral y Maligno los entendemos bien, voy a centrarme especialmente en los que se refieren a la legalidad del personaje.
Hay gente que cree que ser de Alineamiento Caótico implica oponerse al orden establecido, y que los alineamientos fluctúan con el entorno, por lo que un paladín de la tiranía en una sociedad Legal Maligna sería considerado Legal Bueno, mientras que un caballero que luchase por derrotar al régimen sería Caótico Maligno. Eso es una estupidez. Los alineamientos no guardan relación alguna con su entorno, son algo que el personaje es de forma intrínseca. Un alineamiento Legal indica una creencia en unos principios, en unos valores establecidos que pueden (y deben) aplicarse siempre, sin importar la situación ni las consecuencias de actuar de ese modo. Los valores de un Legal Bueno serán valores elevados, creerá en la defensa de los inocentes, negándose a actuar si con ello trae muerte sobre uno, por ejemplo.
El Legal Bueno opina que el Bien está sobre la ley, pero que para alcanzar el Bien debe actuarse de acuerdo a unas reglas, un código, mientras que un Legal Neutral entenderá que la ley y el orden son el Bien último, y estará dispuesto a realizar sacrificios para conseguirlo. El Legal Maligno opina que su ideal (el que sea) es el Bien, y estará dispuesto a todo para conseguirlo. A menudo su ideal podría ser considerado maligno pues causará sufrimiento a otros o algo semejante. Sin embargo actúa sobre unos principios que no está dispuesto a vulnerar (como el amor a su familia, no traicionar a menos que esto sirva al cumplimiento de su ideal etc).
Los Caóticos, en cambio, están convencidos de que el bien y el mal es algo plenamente circunstancial, que tener unos principios férreos según los cuales actuar solo acabará limitándote, y a menudo impedirá juzgar la situación de acuerdo a su auténtico cariz. Puede que el Caótico Bueno piense ahora en hacer una alianza con el señor maligno porque de esa manera podrá ayudar a la villa (cosa que un Legal Bueno nunca haría porque va en contra de sus principios), aunque lo más probable es que esté pensando ya en la manera de traicionarlo (si el Legal Bueno lo hiciera, lo más probable es que luego se adhiriera a su palabra, por lo menos hasta que el señor maligno le diera motivos para lo contrario).
El Caótico Neutral es un tipo que solo piensa en vivir su vida y que rara vez se preocupa de las consecuencias de sus actos. Esto no quiere decir que sea un inconsciente (es perfectamente posible que conozca las consecuencias de sus actos), si no que sencillamente no se siente responsable por ellos al carecer de Deber. Al contrario de lo que muchos piensan, no es un completo egoísta (eso es el Caótico Maligno o el Neutral Maligno), sencillamente no se preocupa por los tabúes y las leyes, pero es raro que lleve a cabo un acto maligno. Al menos, nunca llevará a cabo uno gratuitamente. No confundir con el Neutral, que aunque busca vivir su vida, sí que suele tener unos principios, al menos una brújula moral.
El Caótico Maligno, como hemos adelantado antes, es un completo egoísta. Tan solo piensa en su satisfacción a corto plazo, actúa por impulso y a menudo con crueldad. En términos claros, es un tipo sin empatía de ningún tipo, ni siquiera simulada por algún tipo de código impuesto. Es alguien amoral (y fijaos que digo amoral y no inmoral).
Los Neutrales (así en general) son gente que suele tener unos principios pero que no se siente forzada a seguirlos, aunque en general lo hagan (casi todos tenemos una brújula en nuestra vida) no se sentirían culpables si la situación los obliga a actuar en contra de estos.
El alineamiento Maligno puede determinarse por la falta de empatía del personaje. En general, los personajes malignos son personajes egoístas, que se interesan tan solo por su propio beneficio u objetivos. Un personaje neutral rara vez encontrará placer en causar daño a otro, incluso cuando este le haya herido (de la forma que sea) anteriormente. Puede considerarlo justo o necesario (quizá para que no vuelva a causarle dolor), pero disfrutarlo es un rasgo maligno.
En resumen, un personaje Legal sitúa el Deber sobre el Bien (entendido como ideal, que puede ser Bueno (proteger), Neutral (mantener el orden) o Maligno (mantener el orden a cualquier precio), pues opina que solo a través del Deber se alcanza el Bien. Un personaje Caótico carece sencillamente de Deber, hará lo que tenga que hacer cuando tenga que hacerlo y sabrá lo que es cuando se encuentre en la situación. Rara vez tienen un ideal u objetivo último que cumplir, pues eso ya implica un Deber, aunque no es imposible. Sobre los Neutrales creo que lo he resumido bastante bien, gente con una brújula moral, un Deber, pero que no se sienten obligados a cumplir, pues a menudo opinan que no es la única forma de alcanzar el Bien.
Yo me declaro Kantiano, así que me resulta más sencillo entender los alineamientos dado que estoy en un extremo, pero imagino que a alguien más situado hacia el centro, sin una brújula moral tan... firme, digamos, pueda resultarle más complicado. Los alineamientos tienen vigencia; es cierto que una persona no actúa toda su vida de acuerdo a su alineamiento, pero igual de cierto es que no te obligan a ello, como tampoco te obligan a usar tus Aspectos de FATE (y si lo haces actuar como Neutral Maligno o quieres invocar el aspecto "Cabronazo del copón" haberte hecho otro pj).
¿Y tú, eres Kantiano Bueno o Caótico Aristotélico?
Pues me parece muy buena entrada, la verdad. Yo a veces estoy en contra de los alineamientos y a veces a favor. Voy basculando, pero la verdad es que así explicados dan gusto.
ResponderEliminarGracias, es un problema con el que me he encontrado muy a menudo y una de las razones por las que la gente más desprecia D&D, porque no entienden los alineamientos (a veces porque deben pensar que todo el mundo es Neutral Maligno o algo así).
EliminarMe ha gustado mucho esta explicación desde el punto de vista de la filosofía. Ahí va una desde el punto de vista de la psicología social también bastante esclarecedora: E. Gary Gygax, Social Psychologist. :)
ResponderEliminarBuf, ese artículo es mucho más claro que el mío. Algún dia tendre que reescribirlo bien.
EliminarMuy recomendable.
El problema de los alineamientos es que deberían ser para los PNJs y no para los PJs. Magnífica entrada, por cierto.
ResponderEliminarAl contrario, tienen la misma validez para ambos. Al fin y al cabo no hace más que representar un aspecto de la personalidad, de la forma de percibir el mundo, de tu personaje, que resulta ser además realista. El jugador elige el alineamiento que quiere que tenga su personaje, pero luego debería ser consecuente con el mismo.
EliminarComo digo, si en FATE me hago un personaje con el Aspecto "Lucha por la justicia", lo lógico es que esto se refleje en mi interpretación. Pues esto es lo mismo, el Alieneamiento no es más que un Aspecto del personaje cuyo objetivo es enfocar la interpretación del personaje y que esta quede también reflejada en algunas mecánicas.
Los jugadores no suelen seguir el alineamiento de sus personajes.
ResponderEliminarEso habla en contra de los jugadores, no de los alineamientos. Como he dicho, si te haces un personaje tienes que ser consecuente con lo que dice la ficha (que además tú has rellenado) sobre él.
EliminarYo soy partidario de eliminarlos y para los casos en los que se deban usar (un paladín por ejemplo) poner un código de conducta, una serie de normas.
ResponderEliminarPor cierto, cuantas aventuras de D&d hya por ahí donde el líder del culto es un clerigo que ha dado la espalda a su deidad... y nadie se ha dado cuenta?
Para mí esas historias son lo mas surrealista de todo, es más veo más creible un dragón calcetando que un clerigo traidor aun en su puesto.
Pues yo no estoy muy de acuerdo porque pretendes abordar un sistema simplista como es el de los alineamientos del D&D con algo tan complejo como es la ética. Y no digo lo de simplista de forma despectiva. Los alineamientos por una parte son una abstracción simplificada para hacerlos fácilmente jugables; y por otra son una división en "buenos y malos" para implementar algunas mecánicas de juego.
ResponderEliminarQue yo recuerde, en el libro de oscuridad vil terminan diciendo que alguien es Maligno si el conjuro de Detectar el Mal funciona con él (Deux Ex Machina, ahí, to wapo). O sea, no sirven para dar profundidad moral o matizar el comportamiento.
Sistemas que reflejan mejor la personalidad son los Rasgos de Personalidad del Pendragon (y el RuneQuest), la clasificación de temperamentos del Nephellim (y Selenim) o incluso de cierto modo las Virtudes y Defectos del Kult (donde ser Altruísta te perjudica por partida doble (te quita puntos de personaje y te "fuerza" a ayudar a otros cuando lo mejor sería no hacerlo) y básicamente no aporta ningún beneficio).
El tema de los alineamientos es tan simple como quiera uno verlo. Puede ser una mera etiqueta para consultar respecto a ciertas mecánicas de juego, o puede ser mucho más. Como digo en la entrada, estudiando ética te das cuenta de que son perfectamente aplicables a los distintos paradigmas. En lugar de decir: "Mi personaje se rige por una moral deontológica que busca el bienestar de aquellos que le rodean", simplemente digo que es Legal Bueno.
EliminarY por supuesto que se le debería hacer caso a nivel interpretativo, que no se haga o que se simplifique a una mera etiqueta es culpa de cómo se ha jugado el D&D, pero tiene un magnífico potencial como herramienta interpretativa. Sin embargo no se explota. Los Rasgos de personalidad también pueden ser una mera etiqueta si su jugador decide actuar como le salga y según le convenga en el momento, y los alineamientos también pueden (deben) forzarte a actuar de una manera incluso cuando va en contra de tu beneficio. Mi personaje paladín de nivel 4 (Gunter el Predicador) se quedó a enfrentarse contra un monstruo de Valor de Desafío 17 porque no podía permitir, al menos según su código, que las almas de medio centenar de inocentes fueran consumidas.
El alineamiento no busca reflejar la personalidad, para eso el juego ofrece plena libertad. El alineamiento busca reflejar una forma de ver el mundo y de entender tu lugar en él, algo mucho más profundo que un Rasgo de Carácter. Y lo comparo con la ética porque te aseguro que es posible hacerlo, y de hecho no soy el primero, por lo que parece.
Repito, los alineamientos son tan sencillos como uno los quiera ver. Para mí, que estoy estudiando filosofía y que siempre me ha encantado la ética, resultan mucho más complejos (y exactos) de lo que pudiera uno creer a simple vista.