Esta es fácil. El personaje con el que más he disfrutado jugando es con el grandioso Gunter "el Predicador" Martillohueso, Paladín de la Iglesia de Morrow, Capellán del Ascendido Markus, Caballero de la Orden del Profeta, Obispo de Tumbatroloide, Azote de Infernales y Asesino de Skorne, un simpático troloide que llevé durante 6 gloriosos meses en una campaña de Reinos de Hierro en Granada.
Lo cierto es que ya hablé sobre él en su momento, y también sobre su raza, así que no voy a explayarme demasiado en su historia. Me gustaba porque era un tío grande y que pegaba tortas como panes con su adorada hacha a dos manos, porque tenía un bisonte llamado Alarico con un Carisma que ya querrían muchos hechiceros para sí, y porque era un perfecto caballero medieval, de esos que se lanzaban a por el dragón por el bien supremo, su dama y esas tonterías varias. Era un Legal Bueno de libro, y no uno de esos Legales Neutrales que van por hay disfrazados de Legales Buenos. Y lo de ser un caballero se aplica también a que no solo sabía pegar muy fuerte a las cosas, si no que tenía una puntuación en Diplomacia más que decente que permitía jugarlo también como un personaje social (ah, esa noche en la ópera...).
Lo cierto es que tuvo una evolución bastante maja. Empezó siendo más cazurro, más guerrero que paladín, y acabo representando los más altos ideales caballerescos. Un poco a su manera, eso sí. El personaje acabó siendo de gran importancia en la dinámica del grupo, pues era el único personaje de melé y mínimamente sanador que había. Y es que de mi estancia en el sur aprendí que los roleros de allí son más de sigilo y brujería que del sano mandoble y la cota de mallas.
Mi regreso a San Sebastián junto a otros motivos personales que no vienen al caso pero que fueron una gilipollez, hicieron que su historia quedara sin terminar decentemente, y aún espero que, en alguna campaña de nivel alto, pueda importarlo :`)
¡GUNTER AÚN VIVE!
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